Entre residuos y bruma
vislumbro una sola víctima.
Apenado por el placer
limpia su humilde esperma.
Su amor acuoso no encontró
el placer de un vientre cálido,
ni la pasión succionadora
de un esófago trompetista.
Fue condenado a la ignominia,
a la crueldad del gélido vacío,
del tosco sueño de una mano
anhelante de vivir su alucinación.
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Apareciste en la portada del libro
en donde se escribe mi existencia.
sujeta de los huesos
con la más exquisita carne,
la tuya, la quiero mía.
Sabes que es verdad,
cuando vas en el autobús
y en su polarizado vidrio
tu reflejo sugiere besarte.
En ti
el voltio perfecto,
la ecuánime ley
para mis neuronas anarquistas.
La pieza faltante,
el cabal ajuste,
Tú.
20/05/09
Eliézer